Jorge Luis Borges:

"De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo. Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria."

Billy Wilder:

"La televisión no ha podido acabar con el cine porque la gente quiere estar allí, quieren ser los primeros, quieren oír las risas de otras personas."

Théophile Gautier:

"Una de las glorias de la civilización sería el haber mejorado la suerte de los animales."

John Lennon:

"Algunos están dispuestos a cualquier cosa, menos a vivir aquí y ahora."

Woody Allen:

"El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores."

Menandro de Atenas:

"No es vergonzoso nacer pobre, lo es el llegar a serlo por acciones torpes."

Adolf Hitler:

"Sólo se combate por lo que se ama; solo se ama lo que se estima, y para estimar es necesario al menos conocer."

Gustavo Adolfo Bécquer:

"El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada."

Marilyn Monroe:

"Era consciente de que pertenecía al público, pero no por mi físico o por mi belleza, sino porque nunca antes había pertenecido a nadie."

22 agosto, 2012

Cortometraje de un amor.

Ella era pequeña, más baja que el, por su puesto, de ojos verdes y muy enamorada. Él era alto y de cabello negro, quizás con una mente un poco confusa, ellos eran totalmente diferentes... como el agua y el aceite. Sus mejores recuerdos se remontan aquella vida en la que estaban juntos en las buenas y en las malas y en las que su sonrisa tenía una carga magnética que hacía que mis labios hicieran una mueca de felicidad. Pasaron por muchas etapas, muchos cambios, duraron un buen tiempo separados desde la primera vez que se flecharon con su propia mirada, como seis meses para ser exacta, y, durante ese tiempo no hacían más que extrañarse. Cada uno siguió su vida, una un poco estancada y el otro un poco loco... fue, como una lección que ambos aprendieron «la distancia despertó en ellos el amor que se habían rehusado a enterrar».

Se reencontraron en la misma fecha que llegaron a crear algo más formal, porque él la buscó, el quedó decidido a transformar esa relación que habían tenido en el pasado en algo más que real. Pasaron los días y tuvieron la oportunidad de experimentar las aventuras que el destino les concedió, dormir juntos, fue una de esas. Tenían muchos planes futuros pero, al parecer, los problemas y mal entendidos entre ellos crearon una atmósfera, como de... desesperanza. Y es que, a medida que pasó el tiempo el océano comenzaba a introducirse entre ellos, se sentían distantes... desunidos. Pasaron días sin verse, solo pensándose y cuando por fin llegó el día, fue, una ruptura. Su último día, fue un cálido "adiós".

Ese día fue una mezcla de ira y tristeza porque ella veía partir, sin poder hacer nada, a lo que más amaba en esta vida. Solo le quedó cruzar los brazos y hundirse en sus lágrimas, y es que, el dolor era tan grande que no podía controlarlo. El secaba aquel lamento y abrazándola le daba apoyo. Ella solo se sentía satisfecha por haber tenido un hombre tan ejemplar que la hiciera feliz y en ese momento, con esas palabras que le dijo, sentía que había alcanzado el cielo con las puntas de sus dedos, pero, a la vez, se sentía destrozada al saber que ese día iba a ser el último que iba a compartir con el. Y bueno, tantos años han pasado desde entonces, que, hasta el día de hoy ella no se olvidará de lo último que escuchó, un «te amo».

—¿Quién era el? -preguntó la pequeña niña de piel morena, cabello rizado negro y ojos verdes que escuchaba muy atenta aquel cuento.
En ese justo momento entró el papá por la puerta, con una enorme sonrisa en sus labios.
—Tu padre, aquí presente como si lo hubieran invocado. -dijo con voz tenue, la enamorada mujer.

17 agosto, 2012

Endeble sentimiento.

―¿Te puedo preguntar algo? -le dije, mientras pensaba en decírselo de forma sutil para evitar el rompimiento-. ¿Sientes lo mismo que antes?
Una mueca vacía rellenó el incómodo silencio.
―Eso creo -hubo una pequeña pausa. Me miró a los ojos, acarició el puente de su nariz y me encaró nuevamente- . Necesito que me disculpes, en serio.
―No hay nada que disculpar -intenté decir con tranquilad mientras tomaba su mano-. Solo te pido que entre nosotros esté siempre la verdad.
―Lo sé -me dijo directamente e interrumpiéndome. Cerró las manos en puños y pensé que se molestó con la pregunta, pero se limitó a relajarse-. Soy un estúpido sin sentimientos.
Me fue imposible no sentirme decepcionada.
―No lo eres. -lo miré y enseguida estallé en lágrimas- Me gustan tus defectos y tus virtudes. Todo lo que tienes, me encanta porque de una manera u otra así me enamoré de ti.

Pasada la tarde, ambos se despidieron con un abrazo y una sencilla sonrisa. Mientras el caminaba rumbo a su casa, ella se iba directo a su cama.

Cerró la puerta, colocó música suave y empezó a desvestirse. Se amarró una cola y se quitó el maquillaje. Se observó en el espejo y se preguntó a si misma:
―¿Por qué? -su respiración se acortó- ¿Qué hice para dejar de gustarle? ¿Qué hice para amar a alguien que no valora? ¿Qué hice para nacer tan débil? -sus lágrimas resbalaban por sus mejillas y caían al suelo. Hizo una mueca de tristeza.- ¿Esto es el tal "amor"? ¿Enamorarse siempre es sufrir? -Se quedó observando su cuerpo el cual estaba húmedo por sus lágrimas. Pasó su mano por ellas para secarlas. Suspiró y cayó exhausta a un lado de su cama.

No había llegado al paraíso ni en la última embestida, pero se sentía bien con tal solo llorar. Sólo con la idea de saber que era él quien la tomaba, quien quería en su vida sin pensar en ella. Miró su rostro que estaba marcado por miedo y contradicciones. Miró sus ojos color verde, algo rojos de tanto llorar y su cabello, que caía tímidamente hacia delante. Miró sus mejillas rosadas, y sus labios totalmente muertos, sin expresar nada. Miró su pecho desnudo, como subía y bajaba apresurado. Tomó su teléfono y vio una foto del amor de toda su vida, su pareja, aquel que seguía con ella. Ella estaba locamente perdida cuando se encontraba a su lado, decía que había encontrado a la persona con quién quería crecer.

Cuando ya habían pasado varios soles y desaparecido varias lunas, llegó el día en que se volvieron a ver.

Ella se recostó a su lado y puso su cabeza en el hombro de él. Nadie habló en ese momento, el silencio era tan fuerte y aplastante para ella, que no podía decir nada. Sólo miraba como en sus ojos, veía a alguien más en su lugar.
―Mírame. –Pidió tímidamente. El giró su rostro, y la encaró- Mírame a mi, no a ella. -dijo algo dolida. El nudo en su garganta y las lágrimas arrebozado sus ojos.-
―¿De qué hablas? –preguntó él.
―No entiendo por qué sigues con esto –hiló- Una mujer sabe cuando la miran y ven a alguien más.
―Creo que te afectó… -comenzó a decir él, pero ella lo interrumpió.-
―Sólo pido… que me mires a mi. Sólo eso. ¿Es mucho pedir? –lloró.

Contempló sus ojos llorosos durante unos minutos, sólo viendo el dolor y la tristeza en ellos. Se sentía herida. Había acudido siempre a él para todo, sentía que el de verdad la quería, pero, era lo contrario... venía y la lastimaba una y otra vez callando todo lo que sentía. Y ella sabía que pasaría así, sólo que se conformaba a ciertas de que no sería nada más en su vida. Ella se quedaba de brazos cruzados viviendo de ilusiones y fantasías solo por no alejarse de su compañía.

Él decidió mirarla, encontró una mujer diferente a la que había tenido hacía pocos minutos en su poder. Una mujer distinta que jamás había visto. Recorrió con la mirada su rostro cremoso, sus ojos brillantes por las lágrimas, su pelo rulo enmarañado y su sonrisa rota. El se dio cuenta que sus lágrimas eran verdaderas, que ella de verdad lo amaba a pesar de sus errores y de que solo se sentía devastada. Bajó la mirada al sentirse triste. Cuando él miró sus ojos llorosos, vio el dolor que le causaba a ella, como sus lágrimas hacían cola para desbordarse una tras otra.

―Sabes… -suspiró.
Ella se giró sólo para escuchar su voz, la que había interpretado sueños y había sido musa de mil y un canciones, mil y un poesías, mil y un ilusiones.
Continuó.
―Sabes que me gustaría poder cumplir todos deseos, poder hacer tus sueños realidad, poder amarte de la misma forma en que tu lo haces, pero no puedo… -susurró y besó su frente, antes de levantarse del sofá.

Al terminar de escuchar la verdad salir de su boca, sentir su cuerpo abandonar el sofá, abandonarla, ella se giró de un costado y dejó que el mar de lágrimas fluyera, dejó que sus sueños se resquebrajaran un por uno, y sus mil y un esperanzas, cayeran una por una, a un pozo sin fondo.

15 agosto, 2012

Instrucciones para cumplir una promesa.

Una promesa es como dar un cheque, tenes que tener fondos para poder pagarlo. Una promesa es como viajar en el tiempo, es asegurarle a alguien que en un futuro las cosas van a ser como tu dijiste. Una promesa no es una posibilidad, es un hecho, es decirle a alguien "cuentas con eso". Cuando le prometes algo a alguien tienes que saber que el otro cuenta con eso. Eres responsable de lo que prometes.

Para cumplir una promesa hay que resistir, porque uno nunca promete algo fácil, siempre prometemos cosas difíciles que llevan sacrificio y esfuerzo. Porque una promesa incumplida es una deuda que crece y te persigue a todos lados. Para cumplir una promesa hay que tener fe. Para cumplir una promesa hay que ser perseverante, como en un ring de box donde se pelea hasta el último round. Para cumplir una promesa hay que darle valor a las palabras. Una promesa es un juramento donde la palabra es la garantía.

¿Hay instrucciones para cumplir una promesa?
Creo que sí.

Todas se reducen a una regla clara y sencilla:
tan solo cumplir con lo prometido.

Sexo en la espina de una rosa.

¿Te has imaginado la curvatura de la espina?
Algo como.. un abismo.
O escalas por el tallo y encuentras los más hermosos pétalos,
o te resvalas y te raspas con su corte.

En el cuerpo de una mujer, sus senos son una obra de arte...
alimenta a un ser humano que atendió por 8 meses,
y los cuida no solo por ser parte de ella
sino que, eso está dentro de su belleza.

Ahora, fijándonos en la rosa, el centro de ella,
son los senos de una mujer...
Lo liso de los pétalos es su piel
su tallo es el cuerpo
y las espinas sería lo secreto que cada una de nosotras tenemos.
Nuestra personalidad, nuestra forma de ser o nuestro físico.

Cuando hablo de "sexo en la espina de una rosa"
es tener relaciones sexuales, algo muy obvio, pero,
que nosotras nos sintamos como reinas, satisfechas...
Porque si nos sentimos dichosas
el camino para llegar al capullo de esta flor será fácil.
Pero, si no lo sentimos, solo caerán al abismo,
y se resbalarán por estas filosas espinas....
Por eso se dice de que las mujeres son como una flor,
porque cada una es diferente en todo aspecto.

Así que... cuida a cada flor que encuentres en el camino de tu vida,
admírala, cuídala y hazla lucir con orgullo.
¡Mantenla fresca! Disfruta de su agonía, de su aroma y de sus colores.
Y hazla feliz para que nunca se marchite y pierda su razón de vivir y florecer.

13 agosto, 2012

Instrucciones para amar.

Póngase justo frente a la persona que se quiere amar. Mírela a los ojos, sonría delicadamente, pero, no exagere, guarde esa sonrisa de Wason. Haga lento el abrir y cerrar de ojos: baje lentamente los párpados, súbalos de igual forma. Así durante todo el procedimiento. Queremos que se transmita la picardía de querer amar.

Tome lentamente su cara y acérquela a la propia; inmediatamente verá la fusión de labios. Con suavidad, abra la boca y mezcle las lenguas, manteniendo las manos sobre la cara. Por favor, no exagere en su primer beso. Luego de algunos segundos sentirá una reacción química que liberará energía calórica, pero no se precipite, prosiga con las instrucciones. Tranquilamente aparte las manos de la cara del ser amado, deslizándolas suavemente por los hombros hacia abajo, hasta llegar a la espalda. Abrazar fuerte.

Continúe con los procedimientos anteriores, verá que no experimentará ninguna dificultad para realizar estos pasos al mismo tiempo. Relaje las piernas y los brazos, sosténgase de pie sobre la persona que se quiere amar, verá que es el mejor soporte posible. Apague o disminuya la luz, el ambiente será más tranquilo.

Aproxímese a una cama, preferentemente hecha sólo de sábanas. No se preocupe por las almohadas, sus propios torsos cumplirán esa función perfectamente. No se apresure, póngase, despacio, en posición horizontal, guíe al amado a ponerse en la misma posición, de manera que los dos queden acostados y de costado, mirándose una vez más. No deje nunca de abrazar. En silencio, recuéstese sobre el torso ajeno y déjese reposar un buen rato.

La oscuridad le dará una sensación muy pacífica de la realidad y limitando la visión y el oído, podrá disfrutar de los sentidos que suelen dejarse relegados: el tacto, el olor, el gusto. Mantenga el abrazo, pero no se quede dormido, el sueño bien podrá experimentarse despierto. Admirar todo lo que guste, deleitarse con las más inocentes excusas, detener el tiempo mientras se ve a la persona amada hacer algo tan simple como hablar, fruncir el ceño o jugar infantil y tiernamente con un peluche.

Agregue dulzura a gusto. Añada sonrisas, payasadas y bromas (las lágrimas no hacen mal si están medidas en proporción y están bien batidas con amor), regalos insignificantes como un beso en un momento inesperado o un papel escrito a las apuradas. Pueden ser valorados más que una joya.

Consejo: las caricias y besos extras a lo largo de todo el procedimiento producirá un mejor efecto y mejor resultado. No olvide las miradas.