28 octubre, 2012

Buscando escapatoria.

Un escalofrío repentino subió del abdomen a su cuello haciéndole emerger la piel de gallina. Rápidamente puso sus manos en los antebrazos ascendiendo hasta llegar a sus hombros. Su respiración parecía interminable. Giró su cuello y vio su hombro, detalló sus tres lunares en forma de triángulo y bajó nuevamente la mirada al suelo. Despegó sus manos de su cuerpo y las llevó a sus mejillas donde los dedos tocaron la frialdad de las lágrimas que desbordaban sus ojos. Se sentía destruida por las palabras que se había tragado... palabras filosas como trozos vidrios pero no tan mortales como las que venían de él.

Tomó un gran buche de aire para calmar sus latidos pero sus impulsos se volvieron descontrolados. Su alma desapareció entre la oscuridad presente. Sus ojos dejaron de rebosar lágrimas y su cuerpo quedó frío. Una infinitud de minutos en los que cada uno de los pensamientos melancólicos que tenía se esfumaron, cada raciocinio al suicidio se largó... todos los juicios se fueron. Se sintió vacía, tan vacía que olvidó todo y su cuerpo volvió a la normalidad. Entre los ataques de ansiedad prefirió el de estar desierta.

Caminó hasta su balcón donde quedó parada de forma inmóvil. Levantó sus brazos y soltó su gran melena de risos dorados que palpaban su espalda con gran facilidad por la fuerte brisa que hacía. Dio media vuelta y caminó algunos pasos hacia atrás hasta que su coxis tocó la baranda, la tomó con sus manos, flexionó los codos y dio un leve impulso hacia arriba para sentarse en el barandal. Movió sus piernas para voltearse y darle la cara al precipicio. Levantó su rostro e imaginando la presencia del infernal hombre, gritó:
Un inicio de preocupación, de que te importaba, de que querías que siguiera viva, pero, hiciste oídos sordos, te hiciste a un lado y no me escuchaste. —hizo una pausa mientras las lágrimas brotaban de sus verdes ojos —. Te aclaré una y mil veces que me estaba muriendo, que necesitaba salvarme, que contaba contigo para hacerlo, que sin ti me moría, que eras lo único que me quedaba y a la final te sentiste presionado y me dejaste. —enseguida, su corazón se detuvo y una de sus manos fue directo a su pecho agarrándolo con furia como si fuese la cura para que volviese a latir. Instantáneamente su cuerpo perdió funcionalidad, se volvió apático y frígido... no tenía control de nada. Ella ya no estaba en ese cuerpo. Su torso se inclinó hacia delante dejándose caer unos ochenta metros y estrellándose contra el gélido asfalto. Había muerto. Había dado paso a un flemático mundo.



Un ruido vigoroso impulsó mi cuerpo a despertarme. "RING RING". Mi teléfono sonó. Estiré mi brazo y tomé el móvil mientras bostezaba, acababa de levantarme. Descuelgo.
—¿Alex? —dice una voz femenina al otro extremo.
—Si. —bostecé nuevamente —. ¿Quién es? —pregunté mientras me tumbaba en mi cama.
—Es Johanna —dijo con voz titubeante y agitada, enseguida comenzó a llorar.
—¡¿Qué ha pasado?! —cuestioné totalmente alterado al escucharla sollozar.
—Es que... —se detuvo —. Anne murió ayer. —enseguida, mi corazón estalló en mil trozos al escuchar tan impactante noticia —. ¿Estás ahí? ¿Alex? ¿Alexander? ¡Contéstame por favor! —insistía.
—Lo siento, debo de colgar. —respondí con una pesadumbre inmediata.
Me sentí quebrantado ante ese llamado. Mi puerta abre de un gran impulso, era mi madre que cargaba consigo la prensa de hoy.
—¿Viste esto? —expuso de manera agitada. Arrugué mi cara dando un gesto de interrogante y tomé el diario.

"Suicida cae por problemas aborrecibles"
(...)A las 11.29pm —según aclara el CICPC —. se ha encontrado sin vida el cuerpo de Anne D'Alessio quien ha caído de forma misteriosa sin interrogante alguna desde el balcón de su apartamento. Vecinos exponen que la escucharon gritar sin razón alguna antes de caer, luego escucharon un silencio abrumador y enseguida el choque de su cuerpo contra el suelo(...) Autoridades encontraron una presunta carta de suicidio que exponía: "¿Tengo que sentirme culpable de mi muerte? ¿O hay más de un culpable? Quiero decirte algo: podrías haberme salvado"—de inmediato cerré la prensa y comencé a llorar.

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