08 noviembre, 2012

Memoria de un hombre.

Primero vi sus manos moverse en el espacio oscuro hasta darle forma. Segundos después, vi sus ojos iluminar el lugar donde nos encontrábamos. Luego vislumbré su cuerpo lento, a punto de tocar la puerta para marcharse y no volver más, pero, un pensamiento se agolpa en su cabeza que impide su partida... lo sé, lo siento en mi corazón que llora su lejanía. Aguantando la respiración baja su mirada al suelo dudando de su decisión. Por fin, con pasos inseguros me acerco, tomo sus manos y envuelvo su cuerpo en un abrazo.
—Todo está bien. —susurró en su oído para luego bajar con besos hasta sus hombros. De forma reticente intenta huir, pero, mi abrazo es más fuerte y con besos en su cuello obligo a que se quede conmigo en el lugar donde todos podrían vernos, lugar que permitía que llegara otra alma a interrumpir aquello tan frágil. Recorro con mis manos su cuerpo y con gemidos suaves sé que no me dejará, no lo hará, al menos por ésta noche.

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