26 noviembre, 2012

Trágico dolor.

Desperté por un frío que recorrió mi cuerpo comenzando por mis piernas; un repentino latigazo de mi corazón impulsando mis latidos a descontrolarse; el rápido buche de aire que tomo para respirar. No observo nada, todo es oscuro, negro, vacío. Solo hay una luz tenue que ilumina mi cuerpo.
—¡¿Esto es sangre?! —grito desesperadamente mirando una y otra vez mis manos enrojecidas.
—Has terminado con tu dolor? —dice una voz al final —. Eso era lo que querías.
—Pero... ¿qué pasa? No entiendo nada.
—Lo has hecho, no hay vuelta atrás. Ahora dime, ¿te sientes bien?
—No realmente. —hice una pausa mientras miraba todo el lugar para ver si detallaba la presencia de alguien —. Sí, pero no.. dime que ocurre, ¿dónde esta mi madre?
—Dijiste que no importaba nada.
—Quiero a mi madre. —sollocé en tono eufórico.
—Hmmm.

Un silencio incómodo se descontroló mientras detallé aquella sonrisa burlona que exponía su rostro.
—Que chistosa eres.
—Acaso... ¿no me responderás? —pregunté titubeando.
—Ya no puedes volver, has terminado con todo. ¿No querías una vida en otro lugar? Anhelabas no estar ahí.
—¿Cómo que ahí?
—Has muerto… y espero que encuentres tu felicidad en este lugar.

Mi respiración se detuvo de golpe. Mis manos siguieron sangrando a tal punto que caí en el suelo por la debilidad adquirida. No sabía dónde me encontraba ni quién era la persona que me hablaba, solo sé que... me convertí en un alma suicida.

0 comentarios:

Publicar un comentario