12 abril, 2013

Todo lo bueno tiene un lado sucio.

En noches así anhelo una copa de vino,
un buen disco y tu compañía.

Sólo imagínate sentado a mi sala,
el frío entrando por la ventana,
las palabras saliendo de mi boca.

Tú, y el vino que sólo es un testigo de lo que nadie,
además de nosotros necesita saber,
necesita ver.

Tu mano en mi pecho y las mías en tu espalda,
el sofá bajo nosotros sufriendo todas las consecuencias.
La ropa ya no tiene lugar en ésta situación,
y tú, que no estás quieto un minuto
sabes perfectamente qué es lo que debes hacer.

Gritos que oye toda la cuadra,
cosas que sólo me dices a mí.
Tú tocas todo porque todo es tuyo,
y yo todavía no sé como llegamos a estas circunstancias,
y si fue producto del alcohol o no.

Tú haces de mi lo que quieres y yo te dejo,
no quiero que preguntes si quiero,
lo necesito tanto, o más que tú.
Yo sólo quiero más, más de ti.

Las pecas de tu espalda
son todo lo que necesito para seguirte la corriente,
yo también toco todo,
tú dejas que toque todo,
y entonces,
cuando creo que ya no puedo más
todo estalla y la paz inunda la habitación y mi ser,
y nuestros cuerpos como uno solo se quedan ahí,
tan quietos,
perfectamente unidos,
sólo para recordar que todo lo bueno tiene un lado sucio.

0 comentarios:

Publicar un comentario