13 abril, 2013

Un diario, un escrito, un desahogo.

Sentada haciendo nada, queriendo pensar, queriendo aclarar mi mente. Pero la verdad es que ya no sé cómo hacer eso una vez más. Justo cuando crees que los demonios te han dejado de acosar aparece uno nuevo. Y quisiera culpar a alguien más, echarle la culpa a la mala suerte, a la mala energía, a hechizos sin sentido… pero todo está dentro.

¿Cómo acabas con algo que te lastima desde tus más profundas y enterradas debilidades? No estoy triste, pero tengo miedo. Tengo miedo y no soporto el millón de cosas que se unen para descontrolarme más. Tengo miedo a muchas cosas. Tengo miedo al futuro, a siempre tener miedo. Quisiera ser valiente en casi todos los días, pero no, es imposible y no sé cómo hacerlo. Y quisiera salir y gritar, encontrar a alguien con quién hablar sin miedo a sentirme tan patética como yo misma soy. Tal vez por eso extraño tanto a las personas que me brindaron eso alguna vez. No extraño el cariño, extraño poder expresarme, darme a entender, extraño no tener que callarme todo lo que me atormenta. Pero todo se va, y me da miedo un día despertar y darme cuenta de todo lo que perdí por culpa del miedo.

Es extraño y me siento débil. Es lo que más odio. Odio la cobardía porque yo soy cobarde. Odio sentirme sola a pesar de me gusta estar sola. La vida está llena de contradicciones y no sé qué pensar. Ya no puedo ni pensar. Encuentro verdadero lo que dicen de que si tienes equilibrio mental las cosas en el exterior mejoran y se ven más claras y menos terroríficas, pero qué pasa cuando ya no sabes encontrar un equilibrio. Cuando te has quedado sin fuerzas y sin ganas de hacer algo. Es temporal. Todo es temporal y todo cambia, pero hay ese miedo a que las cosas cambien para mal. Que todo empeore, en mi mente y en consecuencia externamente.

Hay miedo y lo tengo porque tal vez ni yo misma me conozca, tal vez no me acepte. El punto es que hoy no tengo ganas de pensar, quisiera hacerme burrito en mis cobijas y no salir nunca. No perder a nadie. No esperar nada. Las expectativas destruyen todo cuando no sabes salir a buscar lo que quieres. Y el punto es ese, saber encontrar lo que quieres y encontrarte a ti mismo en tu mismo interior. Pero es difícil y sigo aprendiendo. Ya ni sé que estoy diciendo porque hoy ni siquiera puedo escribir. Apesta. Todo apesta.

1 comentarios: