07 septiembre, 2012

Relato conmovedor.

Una pesada noche cae sobre mí, rutinariamente. Un tintineo musical surge de mi computadora. Una canción de Indie que coloco en los momentos desabridos de mi vida, como hoy. Me dirijo a mi armario y me quito prenda a prenda la ropa que llevaba puesta. Me sentía más ligera, como una pluma. Tomé una liga y opté por hacerme una cola alta, que cada uno de mis rizos hiciera contacto con el sujetador de mi sostén de escote. Me tiré sobre mi cama y enterré mi cara sobre la almohada, ahí pensaba descansar pero, solo me dieron ganas de enterrarme bajo arenas movedizas. En este instante las lágrimas inundaron mis ojos y rodaron por mis mejillas. Una oleada de calor me invadió al estar ahí sollozando, apretando cada vez más la almohada, y mordiéndola para que nadie escuchara mis llantos. La detonada que escuché era «pumped up kicks» y enseguida miles de recuerdos llegaron a hacerme alucinar... tu rostro, tu mirada, tus besos, tus cálidos abrazos, esas caricias en mi cuerpo, esas palabras, tu tono de voz y como se adaptaba mi nombre a tus labios cuando mencionabas que iba a ser la única niña de tus ojos.

—¡Maldita sea! —grité unas cuantas veces mientras incrustaba mis uñas en la lisa tela de mi funda. Respiré profundo para intentar calmarme. Sentía un desespero que ni yo misma podía soportar, lo único que hacía era apretar con todas mis fuerzas la almohada pensado que era su pecho.
—¿Por qué no puedes dejarme tranquila y desaparecer? —dije mirando la pared, imaginando su rostro ahí, ante mis ojos.
—Es fácil seguir la vida si no se tuvieran sentimientos. Es fácil... ser duro como una piedra y no sentir nada por nadie, ni decepciones ni tristezas. —mordí mis labios y tan fuerte fue el pellizco que una delicada gota de sangre rodó hasta tocar mi piel. La toqué con mi lengua y deleité su amargo sabor.
Dejé de apretar mi almohada y la puse sobre mi nuca. Tomé mis manos y sequé mis lágrimas. Me levanté a tomar mi diario y el pequeño lápiz afilado que encontré en mi biblioteca, me crucé de piernas y comencé a escribir mi reflexión del día de hoy:

"El amor no es tan bonito como lo pintan, es hasta feo. En mi caso, decepcionante... yo que muero por el y el que ya anda con otra. ¿Cuándo lo podré superar? Creo que el día que me muera porque cada vez que pasan las veinticuatro horas del día a día lo añoro tener en mis brazos. Pero, no es amor... lo sería si el me amara como aquella noche en la que dormí a su lado, pero, sus sentimientos fueron momentáneos cuando me prometió que iban a ser duraderos. ¡Vaya cicatriz ha dejado en mi! Lo peor es que cree que desapareció.
En la tarde vi a dos periquitos limpiándose las plumas el uno al otro... eso sí que es precioso. Ellos no discuten, ni se hacen daño. No sienten la necesidad de atacarse. Únicamente, quieren quedarse juntos, despertarse y ver que su pareja está a su lado. Echarse una siesta encerrados en una jaula, echar a volar más tarde. Creo que el amor perfecto se encuentra en las ilusiones que nos damos con las personas equivocadas, aquellas que podríamos amar, aquellas que no darían ni un minuto por nosotros pero que les tenemos toda una vida hecha en nuestros pensamientos."

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